martes, 30 de marzo de 2010

Shout Out Louds - Our Ill Wills

Está claro que hay músicas que se adaptan a distintos estados de ánimo. Las hay que son perfectas para un momento romántico, otras lo son para un momento triste o depresivo. sin embargo hay otro tipo de canciones que tienen un efecto absoluta y completamente revitalizador.
Las canciones del álbum Our Ill Wills de Shout Out Louds forman parte de este último grupo. No se que pócima especial contiene cada uno de sus temas, pero el resultado final es un chorro de optimismo absoluto.



Shout Out Louds, como buena banda sueca que se precie, tiene sus dos máximas señas de identidad. Estas son, por un lado, un culto absoluto al pop que hace que cada canción sea una perfecta gema pop y, por otro, ese tono melancólico que suele rodear a las bandas que vienen del frío norte. Al primer punto ayuda la producción de Björn Yttling (de Peter Bjorn and John) que destila, sencillez abrumadora y delicadeza maravillosa a partes iguales. Cada canción suena pura y hermosa, las gitarras suenan limpias y la languida voz de Adam Olenius, su cantante, suena de maravilla en un lugar que esta situado entre Robert Smith (The Cure) y Greg Gilbert (Delays). Y precisamente la banda de Robert Smith es el gran referente de este álbum. Al igual que en los grandes albumes de The Cure, Shout Out Louds consiguen un perfecto equilibrio entre el optimismo y la melancolía.



Y este mágico equilibrio es perceptible desde el comienzo del álbum, partiendo de la maravillosa y luminosa abertura de "Tonight I have to leave it" (tenéis el video más abajo) pasamos sin solución de continuidad a la melancólica añoranza de "Parents Living Room". Y a partir de ese estupendo díptico, que supone toda una declaración de intenciones, se desgranan el resto de canciones del disco que nos llenan de referentes, desde The Cure en "You are dreaming" hasta Vampire Weekend ("Suit Yourself" o "Blue Headlights").
Y entre medias, simplemente, estupendas canciones como "Normandie", "Time left for love" (ambas podeis oirlas arriba) o "Impossible" que componen un disco rotundo y delicioso.



domingo, 21 de marzo de 2010

Tetro

Desde que en 1997 realizara Légitima Defensa, protagonizada por Matt Damon, Francis Ford Coppola inició un camino hacia el cine independiente. Este giro, quien sabe si será sin retorno, que, curiosamente, es contrario al habitual le ha llevado a poder realizar tan solo dos películas nuevas en los últimos 12 años.
La principal característica que define este giro al cine de bajo presupuesto es que, al ver las nuevas películas de Coppola uno siente la libertad con que están hechas. Esa libertad ha hecho que se inaugure una nueva fase en la filmografía del director. En sus últimas dos películas (youth without youth y este Tetro) hay un cierto viaje hacia la abstracción en los conflictos de las tramas y sobre todo una gran depuración formal, dejando atrás épocas muy marcadas por el virtuosismo técnico. Ahora se abre paso un estilo mucho más austero, aunque eso nunca sea sinónimo de descuidado, ya que la estilización es absoluta.
La abstracción temática le lleva a girar en torno a sus grandes obsesiones. Si YWY giraba en torno al tiempo, tema que recorre toda su filmografía, Tetro gira en torno a su otro gran pilar temático, que es la Familia.


En este caso, el director nos propone un viaje a los entresijos de una familia acaparada y centrifugada en torno a la personalidad de un padre genial y la vez castrador a cuya sombra no pueden más que mal vivir sus hijos, incapaces de cumplir las expectativas generadas. Lo que ocurre es que aquí los conflictos están desarrollados de una manera mucho más indirecta que como podía ocurrir en la trilogía mafiosa de El Padrino. La trama gira en torno de un muy poético libro escrito en clave por el protagonista y descifrado por su hermano menos. Éste nos va introduciendo a los conflictos de la película. Este recurso narrativo llena la película de resonancias a otra obra coppoliana, Rebeldes con la que comparte cierto sentimiento de nostalgia generalizado. En ellos podemos ver la evolución de los personajes y él porque de sus actos, eso si, siempre de una manera indirecta.
Los actores por ello parece que se pasan la mayoría del tiempo más con la cabeza en el pasado que en le futuro. Solo al final, a través de un desenlace regenerador es cuando parece que mirar al futuro es posible.


Desde el punto de vista estilístico, como decía, Coppola se vuelve más básico, menos barroco y, tal vez por ello, parece como querer echar la mirada hacia atrás buscando esta vez referentes distintos a los de otras de sus películas. Al margen del obvio homenaje a Michael Powell también hay desde el punto de vista visual otros referentes que nos pueden, incluso, conducir hasta Dreyer en al escena del funeral que tiene resonancias al de Ordet.
Es una incognita saber hacia donde va a conducir esta nueva fase de auto-producción de Coppola, pero lo que es seguro es que en cada nuevo film que rueda es imposible no encontrar mil y una muestras del enorme talento y sabiduría que atesora.

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Tetro (2.009)
Guión y Dirección: Francis Ford Coppola
Fotografía: Mihai Malaimare Jr.
Montaje: Walter Murch
Música:Osvaldo Golijov
Interpretes: Vincent Gallo, Maribel Verdú, Alden Ehrenreich, Carmen Maura