domingo, 26 de enero de 2014

El misterio no desvelado

Gracias a su combinación de sentimentalismo y una de esas historias “increíbles pero ciertas”, Searching for Sugar Man se convirtió en el documental revelación del año 2012. El film consiguió una catarata de premios y la simpatía del público basándose en un boca-oreja cimentado en el buenismo que destilan sus imágenes. 
Sin duda, nos hallamos ante una película con una historia muy potente y con una fuerza que habla por sí misma. Ante esta tesitura, el cineasta novel Malik Bendjelloul decidió quedarse en segundo plano. Y es que, si exceptuamos un par de “video-clips” dentro de la película (y que son, por otra parte, bastante repetitivos) que buscan la poesía de las calles desangeladas de Detroit, la puesta en escena brilla por su ausencia.  


Bendjelloul ha decidido utilizar un estilo transparente y más cercano al reportaje televisivo, confiando todas sus cartas a la fuerza de la historia y el hipnotismo de su protagonista de gafas oscuras. Y a fe que en muchos momentos, lo que tiene entre manos el director es tan único e irrepetible que no hace falta nada más. 
La película está estructurada en tres partes bien diferenciadas. En la primera, asistimos a la creación de la leyenda de Rodriguez. Quizás, esta primera parte es la más compleja y la que supone una reflexión más interesante. Dentro de ella, además de contenerse los pasajes más líricos de la película, se introducen una serie de testimonios en los que la frontera entre la vivencia directa y los rumores “de oídas” se hace borrosa y en la que se crea un personaje a la vez misterioso y magnético. En estas escenas, la línea entre ficción y realidad se hace tenue hasta el punto en el que las “recreaciones” de Rodriguez caminando por las calles desiertas de la ciudad le asemejan a un “cowboy” solitario y le hagan resonar con el western y su leyenda. Esos momentos, son lo más estimulante de la cinta. A partir de este punto, el resto de la película se va transformando en un artefacto más rutinario. En su segundo tercio, asistimos a una trama de investigación en la que dos “detectives” intentarán descubrir la verdad detrás del personaje y en la que la tensa entrevista con Clarence Avant es su punto álgido. Desgraciadamente, esta “rutinarización” se completa en el último tercio en la que todos los esfuerzos se centran en contar esa historia “bigger than life” que tanto suele reconfortar a los espectadores sin ir mucho más allá.


Y es una lástima, porque el director, simplemente renuncia a intentar indagar en el ser humano que hay detrás de Rodriguez y en la tragedia inherente a su historia y se limita a mostrarnos el fenómeno en vez de indagar en la persona. Y de esta manera, lo que hay detrás de las gafas oscuras del protagonista se nos mantendrá oculto, y no por un arranque de pudor del director o por un intento racional de preservar la leyenda. Es simplemente porque, como los hechos han demostrado, centrarse en mostrarnos que al fin y al cabo el sueño americano sigue siendo posible no deja de ser un ejercicio mucho más lucrativo. 

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Searching for sugar man (2.012)
Dirección: Malik Bendjelloul
Guión: Stephen "Sugar" Segerman, Craig Bartholomew Strydom y Malik Bendjelloul
Fotografía: Camila Skagerström
Música: Sixto Rodriguez
Intervienen: Stephen "Sugar" Segerman, Dennis Coffey, Mike Theodore, Sixto Rodríguez

lunes, 6 de enero de 2014

El cine en primera persona

Como escribía Jonas Trueba a propósito del estreno de Mapa en salas, parece que a la última hornada de cineastas españoles les ha tocado renunciar al cine soñado para conformarse con el que les ha tocado vivir. Y es que, debido a la paupérrima situación económica y cultural tanto de la industria cinematográfica como de la sociedad patria en general, se está incubando una generación de jóvenes desconcertados. Y es, probablemente, de ese desconcierto de donde surgen “Mapa” y “Todas las canciones hablan de mi” y es, quizás también, por ello que ambas son películas sobre el desengaño, sobre el desengaño tanto vital como amoroso. Donde antes las películas se centraban en el proceso de enamoramiento, ahora estos films se centran en el proceso de la ruptura.  


Y es que es muy fácil encontrar paralelismos entre el desengaño amoroso de ambos protagonistas con el desengaño “artístico” de sendos directores. Pero es curioso, porque, aunque esa frustración impregne de un tono nostálgico y melancólico sus escenas, al mismo tiempo, parece que de la limitación se ha hecho virtud. Parece que ante la imposibilidad de hacer cine y la imposibilidad de dejar de hacerlo, los cineastas de nuestro tiempo han decidido mirarse a sí mismos. Mapa y Todas las canciones hablan de mí son un síntoma. Un síntoma de un cine del yo en el que la autoficción es la única ficción posible y la única respuesta a la pregunta: ¿Qué puedes contar cuándo no puedes contar nada? Y en esa tesitura, de repente los referentes cambian, y aparece Goddard, pero también Mekas o Marker.


Y es curioso ver como en ambas películas sus protagonistas, que pasan gran parte del metraje intentando realizar una especie de exorcismo del olvido para reemplazar a la amada perdida, acaban claudicando ante la imposibilidad de olvidar. Y es fácil entender que de igual manera y al mismo tiempo, sus directores claudican ante la imposibilidad de dejar de filmar, de dejar de filmarse. Y en ese proceso de introspección están inmersos buena parte de los nuevos cineastas españoles, de Oliver Laxe a Andrés Duque y en el que parece que tanto Siminiani como Trueba se han erigido en líderes espirituales (o al menos mediáticos).
Mientras Todas las canciones hablan de mí aún mantiene la ilusión del relato, Mapa claudica asumiendo la derrota y podemos entender ambas cintas como dos fases de un mismo proceso, de una deriva en la que poco a poco las películas soñadas dan paso al sueño de hacer películas, y en el que las costuras del cine van quedando al descubierto, como cuando Ainhoa nos desvela el secreto de la “mise en scène” del cámara Siminiani en su paseo por el campo o como posteriormente el propio Jonas Trueba, que nos dejará visible todo el artificio de sus Ilusos.

Y es que cuando la ilusión se rompe y el amor desaparece, parece que lo que estas películas intentan decirnos es que la única salida es seguir filmando. El cine es eso que pasa mientras planeas tu próxima película.

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Todas las canciones hablan de mi (2.010)
Dirección: Jonás Trueba
Guión: Daniel Gascón y Jonás Trueba
Fotografía: Santiago Racaj
Montaje: Marta Velasco
Interpretes: Oriol Vila, Bárbara Lennie, Ramón Fontseré, Ángela Cremonte


Mapa (2.012)
Guión y Dirección: León Siminiani
Montaje y fotografía: León Siminiani