sábado, 15 de noviembre de 2014

Todo por un sueño


En el número de Noviembre-Diciembre de la revista Magnolia se publica un dossier sobre la filmografía de los Hermanos Dardenne con motivo del estreno de Dos días, una noche. Allí podéis encontrar mi colaboración en él con la reseña de su película emblema Rosetta, Todo por un sueño.

Filmografía de los Hermanos Dardenne en la Revista Magnolia

martes, 11 de noviembre de 2014

Un viaje a la Oscuridad

La verdad es que cuando uno se enfrenta al cine que realiza Carlos Vermut, la mayoría de las herramientas que un crítico suele utilizar para diseccionar su trabajo quedan inutilizadas de un plumazo. Y es que, si una palabra define sus películas es la de singular. No hay nada que se le parezca ni nada que le preceda. Nos encontramos ante un francotirador que parece haber nacido por generación espontánea en el páramo que ha solido ser el cine español. Es verdad, que esta afirmación podría ser rebatida ahora que parece que la mirada del espectador se ha abierto hacia los márgenes de la industria. Pero lo cierto es que mientas que en los Serra, Laxe, Lopez Carrasco o Duque se puede trazar flujos de confluencia con cierta vanguardia cinematográfica internacional, Vermut se nos aparece como una rara avis.



Obviamente, su singularidad hay que entenderla desde el punto de vista post-moderno del término. Hay decenas de referencias que pueden ser rastreadas en sus dos películas. Mucho se ha hablado de Tarantino debido a sus largos y brillantes diálogos y sus estructuras episódicas. Pero esa es solo la punta del iceberg. Vermut, como buen post-moderno, se encuentra ante la imposibilidad del relato virgen y su arte está impregnado de cientos de referentes triturados y regurgitados en una combinación tan única que todo pareciera nuevo y a estrenar. Su batidora se nutre de obras, momentos, fogonazos e ideas de personajes tan dispares como David Lynch, Ingmar Bergman o Luis Buñuel.

De todos ellos recoge el amor por el extrañamiento, su disección de la sociedad donde viven a partir de relatos que pudieran parecer a primera vista costumbristas y anodinos, y, sobre todo, una atracción magnética e hipnótica por la oscuridad. Porque Carlos Vermut no se parece a Tarantino, es su reverso tenebroso. Donde en el director de Tennessee todo es hedonismo y ejercicios lúdicos, en el madrileño es tortuoso, ambiguo, árido, áspero y retorcido. Si hay algo que hace únicas las películas de Vermut en el contexto del cine español es esa capacidad para explorar las partes más oscuras y escondidas del alma humana. En sus películas siempre vemos a personas aspirando a hacer lo mejor, lo correcto, para acabar cayendo por el camino en lo más bajo e instintivo. Por eso, más que Pulp Fiction, lo que resuena en su cine es Carretera Perdida, con la que rima de manera potente en todas las escenas de la casa del “lagarto negro” (y los sendos “striptease” de sus protagonistas).


Y es precisamente en esa mansión de Magical girl donde aflora la segunda característica singular de Vermut y es su adicción por la elipsis y el fuera de campo. Aunque la segunda es una película mucho más “tradicional” y construida que el puzzle que formaba la primera, en las dos casi todo lo más relevante de sus historias ocurre fuera de cámara. Como el secuestro de la niña de Diamond Flash o la entrada por la puerta del lagarto negro de Magical girl. Esas elipsis saben hacer de, quizás, la mayor limitación de ambas películas (el bajo presupuesto) su mayor virtud. Porque no hay nada más atroz que nuestra imaginación ni nada más aterrador que observar a Barbara Lennie cruzar las cortinas tras la puerta.  
Y todo esto, además, aderezado con una conciencia social que sirve de telón de fondo. A pesar de que parezca caer en el cine de género, la crisis enmarca sus historias. Quizás el mayor logro obtenido por este nuevo cine español es la de afrontar nuestra realidad desde una perspectiva que se aleja del cartón piedra del modelo León de Aranoa. Esta nueva hornada busca retorcer las conciencias desde el extrañamiento y el desconcierto. Como lo hacía Canibal, La Herida, Gente en sitios o ese enigma que es Magical Girl.

En definitiva, un director en fase de construcción (observable entre su primer y segundo largo) que ha sido capaz de dibujar, con apenas dos obras un mundo propio con sus propias reglas de representación. ¿Cuántos directores con Goyas en sus vitrinas pueden decir eso de ellos mismos?  



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Diamond Flash (2.011)
Guión y Dirección: Carlos Vermut
Fotografía y montaje: Carlos Vermut
Interpretes: Eva Llorach, Klaus, Victoria Radonic, Ángela Villar, Teresa Soria, Rocío Leon


Magical Girl (2.014)
Guión y Dirección: Carlos Vermut
Fotografía: Santiago Racaj
montaje: Emma Tusell
Interpretes: Luis Bermejo, Bárbara Lennie, Jose Sacristán, Israel Elejalde