domingo, 23 de mayo de 2010

El bosque del luto

La actitud con la que uno se acerque a este "El bosque del luto" creo que es fundamental. Para mí, el visionado de esta película ha sido mi primer contacto con la directora Naomi Kawase y la principal conclusión que puedo extraer es que me he quedado con unas ganas tremendas de conocer más de la filmografía de esta mujer.
Si buscaramos dos palabras para definir esta película una sería belleza y la otra sería calma. Porque estos son los dos sentimientos que más fuertemente desprenden cada uno de los minutos que la componen. Se trata de un film realizado a modo de bello poema que, a pesar de una aparente modestia y simpleza de miras, bajo su superficie esconde una profunda reflexión sobre algunos de los grandes temas que nos acucian.
La película está estructura en dos partes que forman un díptico de profundas resonancias. En ambas profundizamos en la relación que establecen Shigeki, un anciano internado en una residencia de ancianos y Machiko, una joven enfermera que acaba de llegar a trabajar a dicha residencia.


El tono de la primera parte es muy cercano al documental y nos muestra el día a día de la residencia. Acompañamos a los ancianos en sus actividades diarias y poco a poco, de una manera suave, casi indetectable, se nos va intruduciendo en la misteriosa y distante personalidad del anciano Shigeki, que le convierte en el centro de atención de las enfermeras del centro.
En esa primera mitad, se nos presentan a unos personajes que están increíblemente bien trazados a pesar de que el minimalismo es la tónica de la realizadora. Se nos dibuja a los personajes a partir de su vida cotidiana, sin grandes estridencias ni gestos.
En la segunda mitad, sin embargo, se cambia el tono de manera notable. El documental deja paso a la lírica, y el viaje iniciático que viven sus dos protagonistas se va cargando de una poesía y una magia que acaban embriagando todo el tramo final.


Una vez dentro de ella, la película te mece en brazos de una maravillosa y potente fotografía, potenciada por unas bellas localizaciones en las que el color brilla en cada plano. Y una vez hipnotizado lo que reluce es un hermoso canto a la vida que como buen poema épico, contrapone la vida con la muerte para que nos demos cuenta de que uno solo puede existir gracias al otro y que la memoria es el arma más poderosa que tenemos para vencer lo inevitable.
Pero no solo la memoria, si no la memoria y el amor. Porque si algo es esta película es un canto al amor, al amor puro, al amor fiel, al amor eterno e imperecedero. Cuando éste existe, siempre hay guía y siempre hay sentido. Cuando desaparece, solo queda ausencia. Ausencia reducida a notas en unos cuadernos.
Una película simplemente imprescindible.

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Mogari no mori (2.007)
Guión y Dirección: Naomi Kawase
Fotografía: Hideyo Nakano
Montaje: Tina Baz y Yuji Oshige
Musica: Mashamichi Shigeno
Interpretes: Shigeki Uda, Machiko Ono, Kanako Masuda, Makiko Watanabe

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